Aena argumenta que se trata de un elemento añadido que no es obligatorio para garantizar la seguridad
No existe ningún peligro. El aeropuerto de Barajas cumple todos los requisitos de seguridad que impone la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Hoy se cumplen 25 años de un accidente que costó la vida a 93 personas. Un despiste del piloto de un DC-9, favorecido por la densa niebla, provocó su colisión con un Boeing 747 que estaba despegando. Según reconocen todas las partes afectadas, las recomendaciones que hizo en su día la comisión investigadora del siniestro se han llevado a la práctica.
No obstante, los pilotos criticaron entonces que Barajas no dispusiera de un radar de superficie, que no era ni es obligatorio, pero del que disponen algunos grandes aeropuertos y que podría haber ayudado a evitar el accidente. Hoy, Barajas opera con un sistema propio de radares en superficie denominado Victor (Visualización Integrada de Control de Torre). El problema es que no está homologado y, por tanto, no puede ser utilizado por los controladores como el instrumento básico para supervisar los movimientos de los aviones en tierra, solo como un elemento auxiliar. Así lo asegura a La Voz Manuel Chamorro, vicedecano del Colegio de Pilotos.
«Cuando hay baja visibilidad, los aviones se controlan por procedimiento, lo que significa que durante el rodaje hay una serie de puntos de comprobación, desde la torre de control te autorizan a rodar hasta uno de ellos, ruedas, te paras y notificas, y si no hay nadie delante el controlador te permite rodar hasta el siguiente», explica. Ahora mismo, los controladores no pueden basarse en los radares de superficie que existen, solo los pueden usar como refuerzo o backup. Es decir, pueden utilizarlos para ratificar algo que hayan visto previamente por los procedimientos tradicionales.
Refuerzo de la seguridad
Chamorro está convencido de que cuando el radar en superficie sea plenamente operativo «la seguridad será total, porque el controlador sabe quién eres y dónde estás, y si te equivocas de pista de rodaje te hace rectificar». Además, apunta que existe un problema informático sin resolver con las etiquetas sintéticas que a veces impide al controlador que ve el eco en el radar saber de qué avión se trata.
El aeropuerto de Linate (Italia) no disponía de sistema de radar en tierra cuando se produjo en el 2001 un accidente similar al de Barajas de 1983, debido también a la espesa niebla.
Fuentes de Aena aseguran que el sistema Victor funciona desde hace 10 años en Barajas, admiten que no está homologado a nivel internacional, pero insisten en que se trata de un «añadido, un elemento más de seguridad», que no es obligatorio y que el aeropuerto voluntariamente ha puesto en funcionamiento para mejorar el trabajo de los controladores. En todo caso, «garantiza, bajo cualquier tipo de condiciones de visibilidad, un eficiente y seguro movimiento de aeronaves».
No obstante, los pilotos criticaron entonces que Barajas no dispusiera de un radar de superficie, que no era ni es obligatorio, pero del que disponen algunos grandes aeropuertos y que podría haber ayudado a evitar el accidente. Hoy, Barajas opera con un sistema propio de radares en superficie denominado Victor (Visualización Integrada de Control de Torre). El problema es que no está homologado y, por tanto, no puede ser utilizado por los controladores como el instrumento básico para supervisar los movimientos de los aviones en tierra, solo como un elemento auxiliar. Así lo asegura a La Voz Manuel Chamorro, vicedecano del Colegio de Pilotos.
«Cuando hay baja visibilidad, los aviones se controlan por procedimiento, lo que significa que durante el rodaje hay una serie de puntos de comprobación, desde la torre de control te autorizan a rodar hasta uno de ellos, ruedas, te paras y notificas, y si no hay nadie delante el controlador te permite rodar hasta el siguiente», explica. Ahora mismo, los controladores no pueden basarse en los radares de superficie que existen, solo los pueden usar como refuerzo o backup. Es decir, pueden utilizarlos para ratificar algo que hayan visto previamente por los procedimientos tradicionales.
Refuerzo de la seguridad
Chamorro está convencido de que cuando el radar en superficie sea plenamente operativo «la seguridad será total, porque el controlador sabe quién eres y dónde estás, y si te equivocas de pista de rodaje te hace rectificar». Además, apunta que existe un problema informático sin resolver con las etiquetas sintéticas que a veces impide al controlador que ve el eco en el radar saber de qué avión se trata.
El aeropuerto de Linate (Italia) no disponía de sistema de radar en tierra cuando se produjo en el 2001 un accidente similar al de Barajas de 1983, debido también a la espesa niebla.
Fuentes de Aena aseguran que el sistema Victor funciona desde hace 10 años en Barajas, admiten que no está homologado a nivel internacional, pero insisten en que se trata de un «añadido, un elemento más de seguridad», que no es obligatorio y que el aeropuerto voluntariamente ha puesto en funcionamiento para mejorar el trabajo de los controladores. En todo caso, «garantiza, bajo cualquier tipo de condiciones de visibilidad, un eficiente y seguro movimiento de aeronaves».
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