En el día de la fecha, tuvimos la oportunidad de recibir a este fantástico avión rey de los cielos, que en su época de oro dejo a varios sin plumas.
Vino desde Atlanta, Estados Unidos de América, con carga y muchas ganas de volar, lastima que se quedo tan poco tiempo pero en su ínterin vimos su cabina y su gran estructura. Perteneciente a la compañía de Carga Murray Air.-
Gracias al comandante y toda la tripulación, gente muy buena que nos dejo pasar a cabina y tomar algunas fotos gracias otra vez y aquí va la historia de este gran avión.-
En el momento que el De Havilland Comet, el primer avión de pasajeros a reacción, fue presentado en 1949, Douglas mantenía una posición de liderazgo en el mercado de aeronaves. A pesar de que Boeing ya había marcado el camino hacía el moderno avión de línea totalmente metálico en 1933 con el 247, fue Douglas la que, más que ninguna otra compañía, hizo realidad lo que solo era una promesa. Douglas produjo una serie de aviones comerciales con motor de pistón durante los años 30 los 40 y los 50: 138 DC-2s, 10.928 DC-3s (casi todos para uso militar durante la Segunda Guerra Mundial), 1.453 DC-4s, 537 DC-6, y 226 DC-7s.
Dado el éxito de sus diseños, Douglas pensó que no había ninguna razón para esforzarse en crear algo nuevo, como también pensaron sus rivales Lockheed y Convair. La mayor parte de los fabricantes esperaban que hubiera un cambio gradual entre los motores de pistón a las turbinas, y que este cambio sería hacia los más eficientes turbohélices, más que hacia los turborreactores puros.
En contraste, Boeing dio el valiente paso de comenzar a proyectar un avión a reacción tan pronto como en 1949. La división militar de Boeing había obtenido una gran experiencia con grandes aviones a reacción de gran alcance con el B-47 Stratojet (primer vuelo en 1947 y con el B-52 Stratofortress. Boeing había desarrollado una estrecha relación con el U.S. Air Force Strategic Air Command (SAC), ya que tenía miles de sus grandes bombarderos de reacción pedidos o ya en servicio, así que podía contar con tener preferencia cuando llegase el momento de que el SAC reemplazase su flota de KC-97 Stratotankers.
Para Boeing, esto represantaba una oportunidad de oro: una aeronave diseñada para proporcionar capacidad de reabastecimiento en vuelo para bombarderos estratégicos, podía ser transformada en una de transporte comercial con muy poco esfuerzo adicional. Boeing podía planear la construcción de una aeronave de pasajeros de la cual, se vendiese o no, la Fuerza Aérea pagaría la mayor parte de los costes de desarrollo.
El Comet, modelo pionero de De Havilland, entró en servicio en 1952. Inicialmente fue un éxito, pero una serie de accidentes fatales en 1953 y 1954 hicieron que al modelo se le prohibiese el vuelo hasta que las causas hubieran sido esclarecidas. Las aerolíneas cancelaron sus pedidos, la confianza de la gente en la idea del transporte aéreo con aviones de reacción se desplomó, y le llevó 4 años a la De Havilland descubrir y solucionar el problema. Realmente, la causa de los accidentes no tenía nada que ver con los motores de reacción: era una rápida fatiga de la estructura producida por los esfuerzos cíclicos de someter a la cabina presurizada a cambios de presión al subir y bajar de altitud rápidamente. La dura lección de los accidentes del Comet fue inevitable, pero el mejor entendimiento del fenómeno de fatiga motivado por la investigación de estos accidentes jugaría un papel vital en los buenos índices de seguridad de los modelos subsiguientes como el DC-8.
Diseño
En 1952, Douglas se mantenía como el fabricante de aviones comerciales de más éxito. Tenían casi 300 pedidos en cartera del DC-6 y su sucesor, el DC-7, que todavía no había volado y le quedaban 2 años para entrar en servicio. Los desastres del Comet, y la consecuente perdida de interés de las aerolíneas por los turborreactores, parecían demostrar su acierto de continuar diseñando aviones con motor de explosión. De todos modos, con la mirada puesta en el mercado de aviones nodriza para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Douglas comenzó secretamente a elaborar estudios de proyecto para un avión de transporte turborreactor a mediados de año, y a mediados de 1953 ya tenían decidido algo casi en forma final: un avión de 80 plazas, ala baja con cuatro turborreactores Pratt & Whitney JT3C, ala en flecha de 30 grados, y un diámetro interno de cabina de 3,35 m para acomodar a 5 pasajeros por fila. El peso máximo al despegue iba a ser de 85 t, y el alcance se estimó entre 4800 y 6400 km.
En Douglas estaban poco convencidos de este proyecto de avión de línea turborreactor, pero creyeron que el contrato para aviones nodriza de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) se adjudicaría a dos compañías para dos modelos distintos de avión (como había ocurrido con varios contratos de aviones de transporte anteriormente). En mayo de 1954, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos envió sus requerimientos para 800 aviones nodriza a Boeing, Douglas, Convair, Fairchild, Lockheed, and Martin. En ese momento Boeing estaba a solo dos meses de tener ya un prototipo en el aire. Antes de que terminase el año, la Fuerza Aérea ya había hecho el pedido del primero de unos eventuales 808 aviones nodrizas Boeing KC-135. Incluso dejando aparte la capacidad de Boeing de proporcionar un nodriza turborreactor rápida y puntualmente, el sistema de reabastecimiento en vuelo mediante 'boom' usado por la Fuerza Aérea &mdash introducido por primera vez con el KC-97 &mdash era también un producto Boeing: desarrollar el KC-135 había sido una apuesta segura de Boeing.
Solo cuatro meses después de publicar los requerimientos para sus aviones nodriza, la USAF hizo un pedido de 29 Boeing KC-135. Donald Douglas estaba anonadado por la rapidez de la decisión que, según dijo, había sido tomada antes de que las empresas competidoras hubiesen tenido tiempo de completar sus ofertas, y protestó ante Washington, pero sin éxito. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos iba a comprar más de 800 aviones nodriza estratégicos a lo largo de los próximos diez años, y todos y cada uno de ellos a Boeing. En términos financieros, el Boeing 707 iba a contar con un buen colchón mientras que Douglas estaría falto de liquidez de entonces en adelante.
Ya que habían empezado el proyecto DC-8, Douglas decidió que era mejor continuar que dejarlo abandonado. Varios cambios de diseño resultaron de la conversaciones con las aerolíneas: el fuselaje fue ensanchado 380 mm para permitir 6 pasajeros por fila y que fuese ligeramente más ancho que el 707. Esto motivó la adopción de un ala mayor y mayores superficies de cola, así como un fuselaje más largo. El coste del programa fue enorme; en su tiempo fue la apuesta empresarial más cara de cualquier clase jamás emprendida por una única empresa. Donald Douglas puso 450 millones de dólares de su propio bolsillo.
El DC-8 fue oficialmente anunciado en julio de 1955. Para empezar se ofrecieron cuatro versiones, todas basadas en el mismo fuselaje de 45,9 m de longitud con un ala de 43 m de envergadura, pero con distintos motores y capacidad de combustible, con pesos máximos al despegue entre 120 y 135 t. El primer vuelo estaba planeado para Diciembre de 1957 y la entrada en servicio para 1959. Conocedores de que su desarrollo iba retrasado por detrás de Boeing, Douglas comenzó un gran esfuerzo de marketing
Vino desde Atlanta, Estados Unidos de América, con carga y muchas ganas de volar, lastima que se quedo tan poco tiempo pero en su ínterin vimos su cabina y su gran estructura. Perteneciente a la compañía de Carga Murray Air.-
Gracias al comandante y toda la tripulación, gente muy buena que nos dejo pasar a cabina y tomar algunas fotos gracias otra vez y aquí va la historia de este gran avión.-
En el momento que el De Havilland Comet, el primer avión de pasajeros a reacción, fue presentado en 1949, Douglas mantenía una posición de liderazgo en el mercado de aeronaves. A pesar de que Boeing ya había marcado el camino hacía el moderno avión de línea totalmente metálico en 1933 con el 247, fue Douglas la que, más que ninguna otra compañía, hizo realidad lo que solo era una promesa. Douglas produjo una serie de aviones comerciales con motor de pistón durante los años 30 los 40 y los 50: 138 DC-2s, 10.928 DC-3s (casi todos para uso militar durante la Segunda Guerra Mundial), 1.453 DC-4s, 537 DC-6, y 226 DC-7s.
Dado el éxito de sus diseños, Douglas pensó que no había ninguna razón para esforzarse en crear algo nuevo, como también pensaron sus rivales Lockheed y Convair. La mayor parte de los fabricantes esperaban que hubiera un cambio gradual entre los motores de pistón a las turbinas, y que este cambio sería hacia los más eficientes turbohélices, más que hacia los turborreactores puros.
En contraste, Boeing dio el valiente paso de comenzar a proyectar un avión a reacción tan pronto como en 1949. La división militar de Boeing había obtenido una gran experiencia con grandes aviones a reacción de gran alcance con el B-47 Stratojet (primer vuelo en 1947 y con el B-52 Stratofortress. Boeing había desarrollado una estrecha relación con el U.S. Air Force Strategic Air Command (SAC), ya que tenía miles de sus grandes bombarderos de reacción pedidos o ya en servicio, así que podía contar con tener preferencia cuando llegase el momento de que el SAC reemplazase su flota de KC-97 Stratotankers.
Para Boeing, esto represantaba una oportunidad de oro: una aeronave diseñada para proporcionar capacidad de reabastecimiento en vuelo para bombarderos estratégicos, podía ser transformada en una de transporte comercial con muy poco esfuerzo adicional. Boeing podía planear la construcción de una aeronave de pasajeros de la cual, se vendiese o no, la Fuerza Aérea pagaría la mayor parte de los costes de desarrollo.
El Comet, modelo pionero de De Havilland, entró en servicio en 1952. Inicialmente fue un éxito, pero una serie de accidentes fatales en 1953 y 1954 hicieron que al modelo se le prohibiese el vuelo hasta que las causas hubieran sido esclarecidas. Las aerolíneas cancelaron sus pedidos, la confianza de la gente en la idea del transporte aéreo con aviones de reacción se desplomó, y le llevó 4 años a la De Havilland descubrir y solucionar el problema. Realmente, la causa de los accidentes no tenía nada que ver con los motores de reacción: era una rápida fatiga de la estructura producida por los esfuerzos cíclicos de someter a la cabina presurizada a cambios de presión al subir y bajar de altitud rápidamente. La dura lección de los accidentes del Comet fue inevitable, pero el mejor entendimiento del fenómeno de fatiga motivado por la investigación de estos accidentes jugaría un papel vital en los buenos índices de seguridad de los modelos subsiguientes como el DC-8.
Diseño
En 1952, Douglas se mantenía como el fabricante de aviones comerciales de más éxito. Tenían casi 300 pedidos en cartera del DC-6 y su sucesor, el DC-7, que todavía no había volado y le quedaban 2 años para entrar en servicio. Los desastres del Comet, y la consecuente perdida de interés de las aerolíneas por los turborreactores, parecían demostrar su acierto de continuar diseñando aviones con motor de explosión. De todos modos, con la mirada puesta en el mercado de aviones nodriza para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Douglas comenzó secretamente a elaborar estudios de proyecto para un avión de transporte turborreactor a mediados de año, y a mediados de 1953 ya tenían decidido algo casi en forma final: un avión de 80 plazas, ala baja con cuatro turborreactores Pratt & Whitney JT3C, ala en flecha de 30 grados, y un diámetro interno de cabina de 3,35 m para acomodar a 5 pasajeros por fila. El peso máximo al despegue iba a ser de 85 t, y el alcance se estimó entre 4800 y 6400 km.
En Douglas estaban poco convencidos de este proyecto de avión de línea turborreactor, pero creyeron que el contrato para aviones nodriza de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) se adjudicaría a dos compañías para dos modelos distintos de avión (como había ocurrido con varios contratos de aviones de transporte anteriormente). En mayo de 1954, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos envió sus requerimientos para 800 aviones nodriza a Boeing, Douglas, Convair, Fairchild, Lockheed, and Martin. En ese momento Boeing estaba a solo dos meses de tener ya un prototipo en el aire. Antes de que terminase el año, la Fuerza Aérea ya había hecho el pedido del primero de unos eventuales 808 aviones nodrizas Boeing KC-135. Incluso dejando aparte la capacidad de Boeing de proporcionar un nodriza turborreactor rápida y puntualmente, el sistema de reabastecimiento en vuelo mediante 'boom' usado por la Fuerza Aérea &mdash introducido por primera vez con el KC-97 &mdash era también un producto Boeing: desarrollar el KC-135 había sido una apuesta segura de Boeing.
Solo cuatro meses después de publicar los requerimientos para sus aviones nodriza, la USAF hizo un pedido de 29 Boeing KC-135. Donald Douglas estaba anonadado por la rapidez de la decisión que, según dijo, había sido tomada antes de que las empresas competidoras hubiesen tenido tiempo de completar sus ofertas, y protestó ante Washington, pero sin éxito. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos iba a comprar más de 800 aviones nodriza estratégicos a lo largo de los próximos diez años, y todos y cada uno de ellos a Boeing. En términos financieros, el Boeing 707 iba a contar con un buen colchón mientras que Douglas estaría falto de liquidez de entonces en adelante.
Ya que habían empezado el proyecto DC-8, Douglas decidió que era mejor continuar que dejarlo abandonado. Varios cambios de diseño resultaron de la conversaciones con las aerolíneas: el fuselaje fue ensanchado 380 mm para permitir 6 pasajeros por fila y que fuese ligeramente más ancho que el 707. Esto motivó la adopción de un ala mayor y mayores superficies de cola, así como un fuselaje más largo. El coste del programa fue enorme; en su tiempo fue la apuesta empresarial más cara de cualquier clase jamás emprendida por una única empresa. Donald Douglas puso 450 millones de dólares de su propio bolsillo.
El DC-8 fue oficialmente anunciado en julio de 1955. Para empezar se ofrecieron cuatro versiones, todas basadas en el mismo fuselaje de 45,9 m de longitud con un ala de 43 m de envergadura, pero con distintos motores y capacidad de combustible, con pesos máximos al despegue entre 120 y 135 t. El primer vuelo estaba planeado para Diciembre de 1957 y la entrada en servicio para 1959. Conocedores de que su desarrollo iba retrasado por detrás de Boeing, Douglas comenzó un gran esfuerzo de marketing
TEXTO Y FOTOS: CRISTIAN CASTRO - VALENCIA - ESPAÑA
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