El avión experimental que hace uso del Sol para impulsarse logró aterrizar con éxito en su base en Suiza, tras completar un vuelo de unas 26 horas.
El llamado HIB-SI, del proyecto Solar Impulse, utilizó las células fotovoltaicas situadas en las alas para generar y almacenar energía suficiente para poder mantenerse en el aire durante la noche.
La aeronave había despegado el miércoles de Payerne, en el occidente de Suiza, y aterrizó este jueves a las 09:00 hora local (07:00 GMT).
Es la primera vez en la historia de la aviación que un avión solar consigue volar en la oscuridad.
El avión solar aterrizó en Suiza tras 26 horas de vuelo.
El HIB-SI tiene el mismo peso de un automóvil familiar (1.600 kilos), pero su envergadura es similar a la de un avión Airbus (61 metros). A pesar de que está equipado con unas 12.000 células fotovoltaicas y cuatro motores, su potencia equivale a la de una pequeña motocicleta, por lo que sólo puede transportar a un piloto.
Para el analista en temas ambientales de la BBC, Roger Harrabin, se trata de un importante capítulo en la historia de la aviación.
Esta tecnología, comenta Harrabin, no cambiará la industria en el corto plazo, pero sus inventores piensan que con la combinación sistemas de energía renovable y el uso de materiales ligeros podría ayudar a revolucionarla en el largo plazo.
Ahora la mirada está puesta en 2013, cuando Solar Impulse espera que los paneles y las baterías solares hayan avanzado de tal manera que le permita a esta aeronave dar la vuelta al mundo sin una gota de combustible.
En el aire
La misión fue exitosa, lo logramos
Bertrand Piccard, Solar Impulse
Durante todo el día, el piloto Andre Borschberg llevó lentamente el avión a una altitud de 8.500 metros, lo que al mismo tiempo recargó las baterías en preparación para el viaje nocturno.
Cuando los rayos del sol ya no fueron suficientemente fuertes para abastecer de energía a las células fotovoltaicas, unas dos horas antes del atardecer, el HIB-SIA comenzó un paulatino descenso hasta alcanzar una altitud de 1.500 metros.
Durante la madrugada, los supervisores del vuelo experimental monitorearon al piloto, para evitar que se quedara dormido.
"La misión fue exitosa, lo logramos", dijo a la prensa Bertrand Piccard, uno de los diseñadores de Solar Impulse.
Tras el vuelo de la madrugada, a las baterías del avión les quedaba energía suficiente para otras tres horas, es decir, más de lo que se esperaba.
Solar Impulse es una compañía dirigida por los suizos Borschberg y Piccard, socios en los negocios y compañeros de aventuras.
El llamado HIB-SI, del proyecto Solar Impulse, utilizó las células fotovoltaicas situadas en las alas para generar y almacenar energía suficiente para poder mantenerse en el aire durante la noche.
La aeronave había despegado el miércoles de Payerne, en el occidente de Suiza, y aterrizó este jueves a las 09:00 hora local (07:00 GMT).
Es la primera vez en la historia de la aviación que un avión solar consigue volar en la oscuridad.
El avión solar aterrizó en Suiza tras 26 horas de vuelo.
El HIB-SI tiene el mismo peso de un automóvil familiar (1.600 kilos), pero su envergadura es similar a la de un avión Airbus (61 metros). A pesar de que está equipado con unas 12.000 células fotovoltaicas y cuatro motores, su potencia equivale a la de una pequeña motocicleta, por lo que sólo puede transportar a un piloto.
Para el analista en temas ambientales de la BBC, Roger Harrabin, se trata de un importante capítulo en la historia de la aviación.
Esta tecnología, comenta Harrabin, no cambiará la industria en el corto plazo, pero sus inventores piensan que con la combinación sistemas de energía renovable y el uso de materiales ligeros podría ayudar a revolucionarla en el largo plazo.
Ahora la mirada está puesta en 2013, cuando Solar Impulse espera que los paneles y las baterías solares hayan avanzado de tal manera que le permita a esta aeronave dar la vuelta al mundo sin una gota de combustible.
En el aire
La misión fue exitosa, lo logramos
Bertrand Piccard, Solar Impulse
Durante todo el día, el piloto Andre Borschberg llevó lentamente el avión a una altitud de 8.500 metros, lo que al mismo tiempo recargó las baterías en preparación para el viaje nocturno.
Cuando los rayos del sol ya no fueron suficientemente fuertes para abastecer de energía a las células fotovoltaicas, unas dos horas antes del atardecer, el HIB-SIA comenzó un paulatino descenso hasta alcanzar una altitud de 1.500 metros.
Durante la madrugada, los supervisores del vuelo experimental monitorearon al piloto, para evitar que se quedara dormido.
"La misión fue exitosa, lo logramos", dijo a la prensa Bertrand Piccard, uno de los diseñadores de Solar Impulse.
Tras el vuelo de la madrugada, a las baterías del avión les quedaba energía suficiente para otras tres horas, es decir, más de lo que se esperaba.
Solar Impulse es una compañía dirigida por los suizos Borschberg y Piccard, socios en los negocios y compañeros de aventuras.
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