Los 153 pasajeros que el pasado domingo volaron de Granada a Barcelona en un Airbus A-320 de la compañía Vueling se llevaron un susto de muerte. En plena maniobra de ascenso, cuando el aparato aún no había alcanzado su altitud de crucero, la aeronave comenzó a dar fuertes sacudidas y el motor izquierdo se incendió. La tripulación comunicó entonces al aterrado pasaje que había "un problema con el motor" y el piloto redujo la potencia de éste, pero, pese a todo, decidió proseguir el vuelo hasta Barcelona.
"Se vivieron momentos de pánico", asegura a El Confidencial uno de los viajeros. "El motor comenzó a dar estallidos y a emitir llamaradas de fuego, y el avión se sacudió violentamente varias veces. Estábamos aterrorizados, y las azafatas también estaban pálidas; lo único que acertaban a decirnos era que nos tranquilizáramos. ¿Cómo íbamos a tranquilizarnos si uno de los motores estaba en llamas?".
Un portavoz de Vueling consultado por este diario trató de restar importancia al incidente. Reconoció que el motor "petardeó" y emitió "varios fogonazos", pero aseguró que todo se debió a un "problema de combustión". ¿Por qué el piloto no regresó a Granada o aterrizó en algún otro aeropuerto situado en esa ruta? "Lo que hizo el piloto fue seguir el procedimiento que marca el fabricante, en este caso Airbus, para este tipo de situaciones", se limitó a añadir.
Fuentes aeronáuticas independientes consultadas por este diario pusieron en duda esa versión. "Si el incidente se debió a un simple problema de combustión, como dice la compañía, el avión no habría estado 36 horas inmovilizado en el aeropuerto de Barcelona tras llegar a su destino. Es más que probable que se tratara de un fallo mucho más grave. Y, en cualquier caso, lo aconsejable habría sido que el piloto hubiese comunicado la emergencia a la torre de control de Granada y hubiese regresado a ese u otro aeropuerto para una revisión".
Últimos incidentes
El pasado 29 de agosto, un avión de Vueling procedente de Málaga tuvo que ser escoltado por dos cazas F-16 del Ejército del Aire holandés cuando se aproximaba al aeropuerto de Amsterdam por una falsa alarma de secuestro, debida en realidad a una pérdida de comunicación con la torre de control. El mismo aparato ya protagonizó un incidente similar en 2011, también en un vuelo procedente de Málaga con destino a la capital holandesa. Cuando la aeronave sobrevolaba suelo francés, un Mirage interceptó el avión después de que éste perdiera contacto con los controladores franceses.
También el pasado mes de agosto, el día 22, otro aparato de la compañía tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto barcelonés de El Prat por una avería en el motor. Pocos minutos después de iniciar el despegue con destino a Santiago de Compostela, los pasajeros sintieron fuertes vibraciones y una violenta sacudida. El piloto comunicó que se había producido un fallo en uno de los motores y anunció que regresaban a Barcelona. Tras el aterrizaje de emergencia, varios pasajeros tuvieron que ser atendidos por crisis nerviosas.
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