FUENTE: DIARIO LOS ANDES.
http://www.losandes.com.ar/notas/2011/1/26/argentino-heroe-bordo-avion-aterrizo-nueva-york-547070.asp
La azafata ofreció café por última vez y se llevó los restos del desayuno. Fernando Gil miró el reloj y se desperezó en su butaca de business: eran las seis de la mañana del jueves 20.
"Quiero mi cama", le dijo a su amigo Ramiro Silos. Faltaba media hora para que el vuelo 256 de American Airlines llegara al aeropuerto Kennedy de Nueva York. Pero los gritos y el ruido de los pasos agitados retumbando contra el acero le sacudieron la modorra.
Vio pasar la espalda de un grandote que corría hacia la cabina del piloto. Vio al grandote y también al carrito del desayuno que la azafata le lanzó. Pero nada detenía a Michael Isabelle, un veterano de guerra, tan fanático de las armas como enemigo de los inmigrantes.
Carlos Carrico, un asistente de vuelo, se lanzó sobre él, pero terminó con Isabelle arriba decidido a destrozarle cada hueso. Carrico pedía auxilio y más golpes recibía. Sin pensar, Gil y Silos se tiraron sobre Isabelle y Carrico que seguía debajo.
Gil logró subirse sobre la espalda y arrodillarse encima, mientras Silos intentaba sostenerle los brazos. Alguien alcanzó unas esposas de plástico que Isabelle hizo añicos. Como por arte de magia, apareció un segundo par. Isabelle estaba dominado. El dúo llevó a Isabelle hasta el último asiento.
Fernando Gil todavía no puede creer todo lo que pasó porque la aventura no había terminado. Atado de pies y manos, Isabelle seguía gritando y escupiendo. "Era como un animal, estaba como rabioso", recuerda Gil. La media hora antes del aterrizaje se redujo a cinco minutos y apenas tocaron tierra, 25 agentes de la policía aeronáutica inundaron el avión.
Fernando Gil es escritor y artista. Tiene 34 años pero hace más de dos décadas que vive allá aunque en Argentina tiene una ONG que financia proyectos artísticos a chicos de bajos recursos. Para repetir esa experiencia en las favelas es que había viajado a Río con su amigo brasileño, Ramiro Silos. CC
http://www.losandes.com.ar/notas/2011/1/26/argentino-heroe-bordo-avion-aterrizo-nueva-york-547070.asp
La azafata ofreció café por última vez y se llevó los restos del desayuno. Fernando Gil miró el reloj y se desperezó en su butaca de business: eran las seis de la mañana del jueves 20.
"Quiero mi cama", le dijo a su amigo Ramiro Silos. Faltaba media hora para que el vuelo 256 de American Airlines llegara al aeropuerto Kennedy de Nueva York. Pero los gritos y el ruido de los pasos agitados retumbando contra el acero le sacudieron la modorra.
Vio pasar la espalda de un grandote que corría hacia la cabina del piloto. Vio al grandote y también al carrito del desayuno que la azafata le lanzó. Pero nada detenía a Michael Isabelle, un veterano de guerra, tan fanático de las armas como enemigo de los inmigrantes.
Carlos Carrico, un asistente de vuelo, se lanzó sobre él, pero terminó con Isabelle arriba decidido a destrozarle cada hueso. Carrico pedía auxilio y más golpes recibía. Sin pensar, Gil y Silos se tiraron sobre Isabelle y Carrico que seguía debajo.
Gil logró subirse sobre la espalda y arrodillarse encima, mientras Silos intentaba sostenerle los brazos. Alguien alcanzó unas esposas de plástico que Isabelle hizo añicos. Como por arte de magia, apareció un segundo par. Isabelle estaba dominado. El dúo llevó a Isabelle hasta el último asiento.
Fernando Gil todavía no puede creer todo lo que pasó porque la aventura no había terminado. Atado de pies y manos, Isabelle seguía gritando y escupiendo. "Era como un animal, estaba como rabioso", recuerda Gil. La media hora antes del aterrizaje se redujo a cinco minutos y apenas tocaron tierra, 25 agentes de la policía aeronáutica inundaron el avión.
Fernando Gil es escritor y artista. Tiene 34 años pero hace más de dos décadas que vive allá aunque en Argentina tiene una ONG que financia proyectos artísticos a chicos de bajos recursos. Para repetir esa experiencia en las favelas es que había viajado a Río con su amigo brasileño, Ramiro Silos. CC
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