martes, octubre 16, 2012

139 MILLONES PARA AVIÓN PRESIDENCIAL MEXICANO

AVIÓN PRESIDENCIAL MEXICANO


CIUDAD DE MÉXICO, 16 de octubre.- El nuevo avión presidencial que comprará el gobierno mexicano costará 139 millones de dólares (mil 781 millones 27 mil 600.36 pesos, al tipo de cambio de ayer). Se trata de una aeronave modelo Dreamliner 787-9 con capacidad para realizar vuelos trasatlánticos sin hacer escalas y diseñada para transportar entre 250 y 290 pasajeros.
De acuerdo con fuentes del fabricante estadunidense Boeing ya está listo el contrato de la transacción para ser firmado tentativamente en la primera semana de noviembre.
Excélsior reveló el pasado 24 de julio que funcionarios de la Secretaría de la Defensa Nacional y del Estado Mayor Presidencial ya negociaban con la compañía la adquisición del nuevo avión presidencial que podría ser entregado a mediados de 2014.
Las fuentes de Boeing explicaron que además del costo de venta habría que añadirle alrededor de 100 millones de dólares más en equipamiento interior y de seguridad que realiza otra empresa en Estados Unidos, ajena al fabricante.
El costo total de la aeronave rondaría así los 239 millones de dólares (tres mil 62 millones 320 mil 492.49 pesos), ya equipado, estimaron en la empresa estadunidense.
También dieron a conocer que el avión se encuentra actualmente en “limpieza”, es decir, haciéndole mejoras y cambios necesarios que se le solicitaron luego de ser probado y certificado hace un par de años por las autoridades estadunidenses de aeronáutica.
Parte de estas mejoras se realizan, de acuerdo con las fuentes, en baños y cocina de la aeronave.
Alistan el contrato de avión presidencial
Al costo de venta se suma el precio por equipamiento y seguridad interior.
La compañía estadunidense Boeing tiene listo el contrato para la venta del nuevo avión presidencial, un Dreamliner, que se convertirá TP-01, el cual será firmado la primera semana de noviembre con las autoridades mexicanas.
Según fuentes de la empresa aeronaútica, el valor del avión será de 139 millones de dólares (mil 781 millones 27 mil 600.36 pesos a cambio de ayer).
Cómo adelantó Excélsior el pasado 24 de julio, la nueva aeronave será un 787-9 Dreamliner, que sería entregada a mediados de 2014.
La fuentes de Boeing aseguran que el avión se encuentra actualmente en “limpieza”, es decir, haciéndole mejoras y cambios necesarios que se le solicitaron luego de ser probado y certificado hace un par de años por las autoridades internacionales y nacionales de aeronáutica.
Parte de estas mejoras se realizan, según las fuentes, en baños y cocina de la aeronave.
Hace check in
Cabe recordar que el futuro avión presidencial fue uno de los dos primeros Dreamliners que utilizó la compañía estadunidense para realizar sus primeros vuelos de certificación internacional en Estados Unidos, por lo que podría entregarse a corto plazo.
“Al costo de venta abría que añadirle alrededor de 100 millones de dólares (mil 281 millones 340 mil 467.47 pesos) más en equipamiento interior y de seguridad, que se realiza en otra compañía en Estados Unidos, y eso se paga fuera del contrato con Boeing. Es más o menos el doble de lo que cuesta equipar una aeronave VIP”, señalaron las fuentes a este diario.
El costo total de la aeronave rondaría los 239 millones de dólares (tres mil 62 millones 320 mil 492.49 pesos), ya equipado, estimaron en la empresa estadunidense.
De acuerdo con las fuentes, Banobras ha sido uno de las dependencias que ha estado involucrada en las negociaciones para la operación de compra.
Según Boeing, el Dreamliner 787-9 puede llevar entre 250 y 290 pasajeros en rutas de entre 14 mil 800 y 15 mil 750 kilómetros.
Las fuentes consultadas reiteraron que la presencia internacional de México está creciendo, y que por la importancia mundial que ahora se tiene, se realizarán diversos viajes al extranjero, y por ello la necesidad de comprar un avión que haga vuelos trasatlánticos de largo alcance sin necesidad de hacer escalas.
Elementos del Ejército mexicano ya habían confirmado a este diario hace dos meses que la Sedena solicitó a la Secretaria de Hacienda la adquisición de una aeronave que garantizara la seguridad del Ejecutivo federal y de los funcionarios públicos que lo acompañan en sus diversas giras de trabajo.
Por lo que actualmente se realizan las negociaciones para el presupuesto que permita arrendar o adquirir la nave.
Es de destacar la significativa reducción en su peso total, por el uso de materiales compuestos en la mayoría de su construcción: como referencia, el Boeing 787 pesa entre 13 mil 600 y 18 mil 150 kg menos que el Airbus A330-200.
Entre las mejoras sustanciales de la aeronave se destaca la presurización de cabina y la humedad ambiental, lo que influye drásticamente en la comodidad y experiencia de vuelo. La firma añade ventanas más anchas, y un dispositivo electrónico que controla la luminosidad del exterior hasta lograr la oscuridad.
Aeroméxico estrenará los Dreamliners
Justo un día después de que Excélsior dio a conocer las negociaciones entre la Secretaría de la Defensa Nacional con Boeing para la compra del que será el nuevo TP-01, la compañía Aeroméxico anunciaba que adquiriría diez Dreamliners 787-9, mismo modelo que el “futuro avión presidencial”.
La aerolínea aseguró en un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores el pasado 25 de julio que destinaría una inversión de 11 mil millones de dólares (150 mil millones de pesos, aproximadamente) para comprar hasta 100 aviones de la firma Boeing.
“Esta intención de compra representa la mayor inversión de una aerolínea nacional en la historia aeronáutica del país”, informó.
La carta de intención, ya firmada por Aeroméxico y Boeing, incluye la compra de 90 aviones de cabina estrecha Boeing 737-8 MAX y diez unidades de cabina ancha Boeing 787-9 Dreamliner.
Esta nueva adquisición es adicional a la que anunció el año pasado Aeroméxico, (la compra de diez aviones Embraer 190, 10 Boeing 737-8 NG y otros nueve Boeing 787 Dreamliner).
La aerolínea mexicana comenzará a recibir los Boeing 787 a partir de 2013 y los 737-8 MAX en 2018. Asimismo, sería la firma que podría surtir de refacciones al personal federal.

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