Parece una pelea de chicos testarudos. Pero son grandes, conductores de aviones y sindicalistas. Cuatro vuelos de Aerolíneas Argentinas sufrieron ayer demoras y reprogramaciones como consecuencia de una insólita controversia entre dirigentes gremiales: los miembros de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) se niegan a conducir aviones en los que vayan, incluso como pasajeros, sus rivales de la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA).
A las 14.30, un vuelo entre Buenos Aires y El Calafate fue reprogramado para la noche. Lo mismo pasó a las 14, con el que tenía que viajar a Santiago del Estero, y con el que debía salir a las 11.45 a La Rioja. A última hora algunas fuentes afirmaban que recién saldrían esta mañana. Y un cuarto, a Rosario, sufrió una demora de 40 minutos porque un supervisor de tráfico afiliado la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) y a la corriente de Pablo Micheli en la CTA se negó a consentir un pedido de APLA, adherida a la CGT: la lista de pasajeros que el piloto exigía para saber si había gente de UALA en su vuelo. En alguna discusión, subió la temperatura e intervino la Policía de Seguridad Aeronáutica.
"Lamentablemente, el pasajero es rehén de estas estupideces", se resignaron anoche, ante la consulta de LA NACION, en Aerolíneas Argentinas. APLA los había advertido la semana pasada de su negativa a subir gente de UALA a los vuelos.
El conflicto viene en realidad desde hace un año y medio, pero reverdeció hace 40 días, cuando la Cámara de Apelaciones del Trabajo N° 8 hizo lugar a una presentación de Austral sobre un conflicto con un piloto y dispuso que, como consecuencia de la mala relación, no era conveniente para la seguridad de los vuelos juntar a pilotos de ambos gremios. APLA lo tomó en serio y decidió el jueves pasado en asamblea cumplirlo, incluso entre los que quisieran viajar como pasajeros.
"No permitir -ordena el acta- el embarque de socios de UALA a bordo de aeronaves cuyos pilotos estén representados por APLA, previniendo cruces virulentos en cualquier etapa del vuelo, evitando así afectar la seguridad operacional, de acuerdo con las denuncias presentadas por Austral ante la Justicia."
La comedia de enredos había empezado el año pasado, cuando Carlos Rustán, piloto de Austral y ex presidente de UALA, decidió afiliarse a APLA, fue despedido de Austral y desencadenó el enfrentamiento.
La Justicia sugirió entonces la separación de los pilotos de uno y otro gremio en el aire. La diferencia es cómo interpretarla: UALA dice que la norma es sólo para la cabina; APLA, para toda la aeronave. "No hacemos más que cumplir con el fallo; esto no es un problema gremial", dijo a LA NACION Jorge Pérez Tamayo, presidente de APLA, que aplica la medida desde que fue aprobada. "Si no la cumplimos, afecta seriamente la seguridad de los vuelos, como dice la Justicia", agregó.
En UALA no están de acuerdo. Dicen que nada impide que sus pilotos puedan volar como pasajeros. Para contrarrestar el boicot, tomaron ayer una arriesgada decisión que destapó el escándalo: mandaron a varios de sus miembros a comprar los pasajes (por lo general, van con tickets sujetos a espacio que les suministra la empresa) y presentarse en los preembarques acompañados por escribano público.
Eso provocó discusiones. Los pilotos se negaron de todos modos a llevar a esos viajeros que, para peor, ya tenían despachado el equipaje y permanecían firmes en sus asientos.
Es probable que estas peripecias continúen hoy.
A las 14.30, un vuelo entre Buenos Aires y El Calafate fue reprogramado para la noche. Lo mismo pasó a las 14, con el que tenía que viajar a Santiago del Estero, y con el que debía salir a las 11.45 a La Rioja. A última hora algunas fuentes afirmaban que recién saldrían esta mañana. Y un cuarto, a Rosario, sufrió una demora de 40 minutos porque un supervisor de tráfico afiliado la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) y a la corriente de Pablo Micheli en la CTA se negó a consentir un pedido de APLA, adherida a la CGT: la lista de pasajeros que el piloto exigía para saber si había gente de UALA en su vuelo. En alguna discusión, subió la temperatura e intervino la Policía de Seguridad Aeronáutica.
"Lamentablemente, el pasajero es rehén de estas estupideces", se resignaron anoche, ante la consulta de LA NACION, en Aerolíneas Argentinas. APLA los había advertido la semana pasada de su negativa a subir gente de UALA a los vuelos.
El conflicto viene en realidad desde hace un año y medio, pero reverdeció hace 40 días, cuando la Cámara de Apelaciones del Trabajo N° 8 hizo lugar a una presentación de Austral sobre un conflicto con un piloto y dispuso que, como consecuencia de la mala relación, no era conveniente para la seguridad de los vuelos juntar a pilotos de ambos gremios. APLA lo tomó en serio y decidió el jueves pasado en asamblea cumplirlo, incluso entre los que quisieran viajar como pasajeros.
"No permitir -ordena el acta- el embarque de socios de UALA a bordo de aeronaves cuyos pilotos estén representados por APLA, previniendo cruces virulentos en cualquier etapa del vuelo, evitando así afectar la seguridad operacional, de acuerdo con las denuncias presentadas por Austral ante la Justicia."
La comedia de enredos había empezado el año pasado, cuando Carlos Rustán, piloto de Austral y ex presidente de UALA, decidió afiliarse a APLA, fue despedido de Austral y desencadenó el enfrentamiento.
La Justicia sugirió entonces la separación de los pilotos de uno y otro gremio en el aire. La diferencia es cómo interpretarla: UALA dice que la norma es sólo para la cabina; APLA, para toda la aeronave. "No hacemos más que cumplir con el fallo; esto no es un problema gremial", dijo a LA NACION Jorge Pérez Tamayo, presidente de APLA, que aplica la medida desde que fue aprobada. "Si no la cumplimos, afecta seriamente la seguridad de los vuelos, como dice la Justicia", agregó.
En UALA no están de acuerdo. Dicen que nada impide que sus pilotos puedan volar como pasajeros. Para contrarrestar el boicot, tomaron ayer una arriesgada decisión que destapó el escándalo: mandaron a varios de sus miembros a comprar los pasajes (por lo general, van con tickets sujetos a espacio que les suministra la empresa) y presentarse en los preembarques acompañados por escribano público.
Eso provocó discusiones. Los pilotos se negaron de todos modos a llevar a esos viajeros que, para peor, ya tenían despachado el equipaje y permanecían firmes en sus asientos.
Es probable que estas peripecias continúen hoy.
Hola Gustavo!. Gracias por la info. La verdad que da pena leer cosas como estas, parece una simple pelea de "niños".
ResponderBorrarYo generalmente acompaño los reclamos de los Pilotos, pero esto lo veo más que absurdo.
Dejan un montón de gente barada que nada tiene que ver con esto....al final siempre pagan justos por pecadores...
Después dicen que somos un país serio....¿te das cuenta?. Saludos!. Hasta la próx!.