lunes, mayo 31, 2010

Una semana nefasta para la Aviación Civil

Mientras la Argentina se internaba en los festejos por los 200 años de su Primer Gobierno Patrio y la justa conmemoración daba paso al magnífico fausto y la alegría, se cernían sobre nuestra Aviación Civil dos decisiones tan absurdas como perversas: avanzar en la obcecada decisión de convertir al Aeródromo Presidente Rivadavia (MORÓN) en un cuartel militar, expulsando o reduciendo al mínimo cualquier actividad aeronáutica civil y el cierre por 90 días –¿o será definitivo?– del Aeródromo San Justo, sede de la entidad madre de la propia Fuerza Aérea.

Respecto de Morón, un alto oficial de la Fuerza Aérea Argentina habría transmitido a las escuelas de vuelo que “de acá se van a más tardar el 30 de junio.” Así, tan cortésmente como la Carta Documento del 12 de enero pasado. De nada parecen haber servido los intentos de diálogo ni la auspiciosa intervención de la Administración de Aviación Civil en sus máximos niveles; otra vez se impuso el desparpajo al sentido común, la intimidación a la convivencia y la facción uniformada al clamor por la Unión Nacional que se había escuchado por las calles porteñas esa misma semana.

Curioso prefacio para el discurso de la Presidenta de la Nación que tan sólo horas más tarde diría:

"Cuando San Martín cruzó los Andes, no los cruzó con los dirigentes políticos, inclusive muchos de ellos se oponían desde Buenos Aires, los cruzó con el pueblo; cuando Belgrano mandó quemar Jujuy, lo hizo su pueblo; cuando Güemes con sus soldados, mal vestidos y casi con harapos, custodiaba la frontera del Norte, eran el brazo armado de la Nación junto al pueblo. Pudimos construir nuestras victorias más importantes cuando la Nación fue eso, por sobre todas las cosas pueblo, dirigida también por quienes tenían el honor de ser su brazo armado. Y cada vez que ese brazo armado confundió su rol y se separó de su pueblo, hubo amargas derrotas”. Para luego concluir: “Créanme que estoy absolutamente convencida –absolutamente convencida– de que toda la sociedad, de que todos los argentinos, los de uniforme y los que no llevamos uniforme, hemos aprendido y hemos entendido.”

Señora Presidente, déjenos decirle que la actual conducción de la Fuerza Aérea le ha hecho un “mentís” flagrante, ya que los militares de azul no creen que deban compartir nada con el pueblo, y mucho menos si ese pueblo es civil.

Con San Justo, el desasosiego y la desazón es mayor. Lo es porque se trata del predio en donde se asienta el Aeroclub Argentino, símbolo de la Aviación Nacional toda, la civil y la militar. Se cerró porque no se pudieron conseguir, en un país con casi 3.000.000 de kilómetros cuadrados, una manzana para levantar un necesario hospital. Se había prometido que las antiguas pistas 16/34 y 12/30 serían reemplazadas por otra de 1.200 metros con una orientación distinta, de tal modo que permitiera la continuidad del aeródromo. En los hangares quedaron varados aviones que por tres meses no podrán moverse a otro lado. Nuevamente las escuelas de vuelo son despreciadas en su función y utilidad. Y la indignación es mayor, ya que en esta oportunidad la propia ANAC sería la responsable. ¿Se habrá enterado el señor Administrador Nacional de las demandas judiciales que por estas horas se están elaborando y de los costos que tendrán para el erario?

Todo esto nos hace pensar que no se ha trazado ni el primer párrafo de una política aeronáutica. En algún momento se especuló con la posibilidad de que el Aeroclub Argentino sería relocalizado en el aeródromo civil Morón sede, además, del Instituto Nacional de Aviación Civil. Pero la realidad nos sugiere que no existe ni esa ni ninguna otra política para nuestra necesaria Aviación Civil.

Es tiempo que hagamos algo todos juntos. No esperemos que aquella sentencia de Bertolt Brecht que terminá así: “... un día vinieron por mí y nadie dijo nada...” se cumpla en este caso. Cámaras, aviadores, talleres, usuarios, sindicatos, operadores, todos, busquemos los mecanismos para convencer a las autoridades nacionales y a la opinión pública que sin Aviación Civil no podremos crecer ni mucho menos ser una nación próspera en busca de otra centuria.




Lic. Luis Alberto Franco
Aeromarket
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